lunes, 13 de diciembre de 2010

No me enredes, enamórame

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A veces siento como si me manejara, psicológicamente hablando.  Como que hace algo, para que yo responda de una forma determinada y si, respondo exactamente de esa manera.


No me gusta cuando alguien sabe lo que voy a hacer, antes que yo lo haga....  No me gusta ser tan predecible, así que por favor, no me enredes, enamórame

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El Perdón

Las lágrimas que derramé, yo perdono.
El sufrimiento y las decepciones, yo perdono.
Las traiciones y mentiras, yo perdono.
Las calumnias y las intrigas, yo perdono.
El odio y la persecución, yo perdono.
Los golpes que me dieron, yo perdono.
Los sueños rotos, yo perdono.
Las esperanzas muertas, yo perdono.
El desamor y la envidia, yo perdono.
La indiferencia y la mala voluntad, yo perdono.
La injusticia en el nombre de la justicia, yo perdono.
La ira y el maltrato, yo perdono.
El abandono y el olvido, yo perdono.
El mundo con toda su maldad, yo perdono.

La pena y el resentimiento, los sustituyo con comprensión y entendimiento.
La rebeldía, la sustituyo con la música que sale de mi violín.
El dolor lo sustituyo con olvido.
La venganza, la sustituyo con victoria.
Seré capaz de amar por encima del desamor.
Dar incluso cuando estoy despojada de todo.
Trabajar feliz incluso cuando estoy en medio de todos los obstáculos.
Secar las lágrimas, incluso cuando aún estoy llorando.
Creer incluso cuando estoy desacreditada

Tomado del El Aleph, Paulo Coelho

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El abuelo Ricardo

Ayer hace 14 años mi abuelo Ricardo se fue al cielo, mi abuelo Ricardo era el papá de mi mamá, mi abuelo más cercano.

Ayer lo pensé mucho y cuando traté de recordarlo me di cuenta que de su cara tengo solo un leve recuerdo: piel blanca pero quemada por el sol, los rasgos característicos que mis 3 tios comparten y un pelo muy cortico, medio rizado (como con plancha de esas de canales) y gris.  Cuando pienso en él, lo primero que pienso es en sus medias, un poco escurridas, que terminaban en unos siempre bien embolados zapatos negros de cordón delgadito.  Era tal su afán por embolar los zapatos que un día me emboló unas botas que me encantaban y quedaron limpiecitas, eso sí, no contó con que las botas eran de gamuza y quedaron totalmente dañadas después de la capa de betún... ese día estaba furiosa con mi abuelo y ahora lo pienso y me da risa. 

Lo recuerdo sentado en las sillas de la sala que ahora me acompañan, en donde leía el periódico y consentía al perro: Bronco.  Recuerdo que cuando llevaban al perro al veterinario, a mi abuelo le tocaba cargarlo porque le tenía tanto miedo que lo sedaban y él no era capaz de dejarlo en la puerta mientras le pasaba el efecto de la anestesia.

Recuerdo sus manos, que son tan parecidas a las de mi mamá, aunque ya por los años, estaban un poco deformadas pero siempre útiles y en funcionamiento.

Recuerdo que siempre almorzaba sopa, sancocho para ser más exactos, y una vez que fuimos a la costa en carro, igual nos tocaba al almuerzo buscarle una sopita porque si no, no sentía que hubiera almorzado.

Recuerdo sus calzoncillos de viejito, que parecían unas bermudas pero de tela como de camisa.

Recuerdo que tenía un arma que estaba dañada, un revolver con la cacha blanca, como de mármol, que me sirvió no se cuantas veces para jugar a los detectives o a los ángeles de Charlie.

Recuerdo su Renault 4 amarillo, en el que se sentía cual taxista, y peleaba con todos los malos conductores que se le atravesaban y se metía a la brava, sólo por demostrar que sus años no habían mermado sus capacidades de chofer.

Recuerdo que le encantaba ir a mercar a la galería de La Nave, llegando a Siloé.

Recuerdo cuando llegábamos de Popayán con mi mamá y el miraba el parabrisas y la regañaba porque se había ido a mas de 100km/hora y lo sabía porque habían bichos estrellados contra el vidrio y cuando nos devolvíamos a Popayán, después del fin de semana, siempre se quedaba despidiéndose con la mano en alto, en la mitad de la calle, hasta que el carro daba la vuelta para salir a la Calle 5.

Recuerdo la felicidad con la que me veía comer las arepas que mi Mamatea me hacía, o cuando me guardaba las colitas de los panes porque era el pedazo que más me gustaba.

Recuerdo que me ponía a leer el periódico a cuanta persona llegaba a la casa, porque era muy chiquita y ya leía y además, había aprendido sola.

Recuerdo la celebración de sus 80 años, con serenata incluida.

Recuerdo ese día cuando estaba en 11 y mi mamá llegó por mi al colegio a medio día.  Sabía que eso no era buena señal.  Recuerdo que me dijo que habías muerto y me contó que antes de morirte viste a Alina, tu segunda esposa, que fue por ti y te dijo que era hora de irte.  Recuerdo que me contaron que le dijiste a Mamatea que no se preocupara, que no quedaba sola, que Alina ya había ido por ti.  Recuerdo que me dijeron que te habías quedado dormido y recuerdo haberle rogado a Dios que me permita morir de la forma en la que tu lo hiciste.

Abuelo, no me importa casi no recordar tu cara... para eso puedo ver una foto y ya; pero los verdaderos recuerdos que dejaste en mi son los que ahora, 14 años después, me hacen celebrar tu vida y darle gracias a Dios porque fuiste todo para mi mamá y para mi.







viernes, 10 de septiembre de 2010

Bajate de esa nube, que eso que vos sentís, eso no es amor

jueves, 9 de septiembre de 2010

Jack I´m Flying



La crisis de los 30 esta vez me llevó a, literalmente, tirarme de un puente.

Todo comenzó cuando mi querida amiga Pi me invitó hace un tiempo a hacer Bungee y yo, que no me pierdo la movida de un catre le dije que si, sin percatarme que el cuento era muy en serio.

La primera fecha se cumplió sin pena ni gloria pues el paseo se pospuso, así que ni siquiera pensaba en el tema.  Pero de un momento a otro, la fecha nuevamente agendada empezó a venirse encima, y tocó poner un adelanto, por lo cual, no había como echarse para atrás, o como diría mi profesora de 11 de español: No hay vuelta de hoja.

Así que trate de no pensar en que iba de cabeza hacía el agua a 80 mts de altura, simplemente hacía un par de comentarios diciendo que me iba a tirar de un puente, pero todo el mundo pensaba que era una expresión metafórica.

Un día antes me entró el susto, y leí un par de páginas de internet simplemente para saber si era mejor tirarse amarrado de los pies o de la cadera, por aquello del jalón cuando el elástico llega a su máxima elongación, pero a la par de la explicación de que era y en donde había nacido, también venían las posibles lesiones que podrían ser ocasionadas por el hecho de saltar de cabeza de un puente, así que por mi bien mental decidí dejar de leer.

Esa noche casi no pude dormir, y me levanté muy temprano (cosa que casi nunca hago).  Me sentía un poco asustada, pero de un miedo como chevere, de ese que da maripositas en el estómago y te hace como estremecer un poco.  El viaje hasta el sitio fue muy chevere, nos reimos bastante, conocí muchos pueblos y nos tomamos fotos.

Para mi, fue la ruta de la G: Guatavita, Guasca, Sueva -el único pueblo que se me tiró la ruta de la G, pero que aún sigo estando segura que se llamaba era Gueva-, Gachetá, Gama y finalmente la represa del Guavio, donde estaba el puente.



Y empezamos a ver cómo la gente se lanzaba desde esa altura y gritaba como endemoniados.  Otros, no eran capaces de lanzarse, así que eran agarrados por 6 u 8 personas, y cual superman lanzados al vacío amarrados de sus pies.  Aquí me empezó el miedito, que se acrecentó cuando nos hicieron firmar el papel ese que dice que uno en pleno uso de sus facultades mentales entiende el por qué carajos es que se está tirando de un puente!


Cuando me pusieron la indumentaria, ahí si que empecé a temblar.  Te amarran muchas cuerdas, que la de los pies, que con la que se tira, que la que va al resorte, que la de seguridad por si alguna falla (Oh por Dios!), el arnés con el que lo suben después de cometer la locura y los cosos esos en los pies desde donde uno se cuelga.


Mientras veía a mis compañeritos de viaje tirarse, me salió una valentía (ni idea de donde) que me hizo gritar que yo iba a ser la primera de las mujeres que iba a cuasi suicidarse.  Llegó mi turno: así que me pasé la baranda del puente y quedé al borde del precipicio.  La vista era espectacular: dos montañas en frente, con el sol detrás y un colchón de agua de color verdeazul muy hermoso, pero el miedo era literalmente paralizante.  Sentía las piernas como piedras, y los brazos entumidos.  La cabeza tenía un golpeteo constante y no podía ni tragar saliva.  El conteo del salto empezó y lo único que pude decir fue: espere, espere.  Quería hacer la de titanic y decir: Jaaack i´m flying, pero no fui capaz de despegarme de esa baranda.  Volvieron a contar y no supe en que momento me lancé de cabeza al vacío... a la nada.


Iba volando hacia el agua, sintiendo un vacío en el estomago que duró eternidades cuando de pronto, zuas!, el caucho llegó a su punto máximo y me devolví a la realidad, sólo quedé colgada de los pies, mirando al infinito y más allá.  Luego el esfuerzo de volver a subir y el temblor hasta que el susto decide abandonar el cuerpo.


Quedé muy contenta de haber vencido mis miedos.  


Pero no lo vuelvo a hacer...

lunes, 30 de agosto de 2010

Jairo Anibal Niño

"A ti niño, porque los niños son los que nos enseñan a amar"


Jairo Anibal Niño marcó no solo mi infancia y hoy, en el día de su muerte quiero repetir aquí los versos que más recuerdo y que me llegan al corazón:


De La Alegría de Querer..


ME HACES UN FAVOR


¿Me haces un favor?
¿Qué clase de favor?
¿Quieres tenerme mis avioncitos durante todo el recreo?
¿Durante todo el recreo?
Si, es que tú eres mi cielo....


1 X 1



¿1 X 1?
Uno
¿1 X 2?
Todo
¿Todo?
Si, si, los dos se tienen cariño






CUANDO APOYO MI OIDO

Cuando apoyo mi oído
En el caracol de tu oreja
Escucho el mar de tu corazón

ES MEDIANOCHE


Es medianoche,
Mi ventana está abierta de par en par,
Desde el fondo de la oscuridad de mi cuarto
Veo como el marco de la ventana
Es la boca de una caja de cartón
Que poco a poco se va llenando de estrellas
Mientras pienso en ti.


TU CABELLO ES UNA BANDADA DE CHUPAFLORES


Tu cabello es una bandada de chupaflores,
Tu cara es un espejo mágico,
Tu sonrisa es un gol olímpico,
Tu mirada es un cinco en álgebra,
Tus manos son un par de mariposas,
Y tus pies dos caballitos blancos.
Serías perfecta si tu corazón no fuera de piedra.


COMO NO ME VAS A QUERER


Como no me vas a querer
Si soy un bombero heroico 
Que acaba de salvar un gato
Al que se le incendiaban
Seis de sus siete vidas.
Como no me vas a querer
Si soy el capitán de la nave
Que se posa suavemente
En una América del Sur
De un planeta lejano.
Como no me vas a querer
Si acabo de ganar
Por amplio margen
La vuelta a Colombia en bicicleta
Y el tour de Francia,
Y definitivamente,
Como no me vas a querer
Si soy capaz de soñar, todos los sueños,
Incluso el más lindo de todos:
Soñar que tú me amas


QUE ES LO QUE SIENTO


¿Qué es lo que siento,
Qué será lo que me ocurre,
Qué tienen mis ojos
Que mi osito de felpa
Cada día que pasa
Se parece más y más a ti


LECCIÓN DE MÚSICA


Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si. Si? Si, Mi, Sol, Si


CUANDO PASAS


Cuando pasas, 
Se cae un cuaderno,
Un pie tropieza,
Se escurren unos anteojos,
Se oprime una garganta


DESPUES DE SUPERAR


Después de superar
Treinta y dos miedos y medio
Por fin tuve el valor de acercarme a ti y decirte:
-Buenos días,
Y luego de un silencio que duró medio miedo,
Pude agregar:
-¿Verdad, que está lloviendo mucho últimamente?
Después de superar
Treinta y tres miedos y medio
Por fin tuve el valor de acercarme a ti
Y junto al buenos días
Ofrecerte una bolsa de palomitas de maíz.
Espero que te hayas dado cuenta
De que por lo menos una de las palomitas
Era mensajera.


Y A MI QUE ME IMPORTA


Y a mi que me importa que ya no me quieras
¿Es que acaso no oíste cuando hace seis meses,
Dos días, cuatro horas, quince minutos y tres segundos
Te dije: -Hágame el favor y me tiene mi cariño y mi bufanda
Que dentro de un rato vengo por ellos?
Claro que no estoy negando que hace seis meses,
dos días y cuatro horas, me devolviste la bufanda.


SI MARIA


Si María tiene tres manzanas
Y le da una a Nicolás,
¿Cuántas le quedan?
¿En qué estás pensando, Nicolás?
¿Acaso no sabes la respuesta?
Si María me da una manzana,
Todavía me queda una esperanza




De Preguntario...


USTED


Usted
Que es una persona adulta
-y por lo tanto-
sensata, madura, razonable,
con una gran experiencia
y que sabe muchas cosas,
¿Qué quiere ser cuando sea niño?


LECCIÓN


-Paula, ¿Usted sabe que es una oveja?
-Si. La oveja es una nube con paticas




¿QUÉ ES LA TRISTEZA?


La tristeza es un ajedrecista
que siempre juega con las piezas grises






¿QUÉ ES EL SILENCIO?


El silencio son seis cuerdas sin guitarra

¿QUÉ ES LA DESPEDIDA?


La despedida es una mano
que es un pañuelo
que es el corazón
y la distancia.

La despedida es una mano
que es un pañuelo
que es una mano
en el corazón
de la distancia.


Gracias Jairo Anibal Niño








































domingo, 22 de agosto de 2010

De los hijos y otros miedos absurdos


Siempre le he temido a tener hijos.  No solo he temido, en un punto de mi vida incluso me paralizaba la sola idea de algún día tener una pequeña personita creciendo dentro de mi, dependiendo a cada segundo de mi egoísta y poco bondadosa humanidad.

Cuando estaba en la universidad, a mi amor tormentoso, siempre le dije que sería el papá de mis hijos, y aunque sólo se lo dije a él -mi corazón no era promiscuo- creo que en ese momento aún no entendía la dimensión de mis palabras.  No entendía lo que un hijo llegaría a significar en mi vida.

Mas adelante me casé y crease o no, nunca pensé en agrandar nuestra familia bicomponente.  Si la plata a duras penas alcanzaba para los dos (y tres perros), me parecía absurdo pensar en traer chinos al mundo a sufrir.  Ahora, que esa historia terminó, creo que el no tener hijos fue la mejor decisión.  Hizo las cosas más fáciles, volver a comenzar no es tan real, cuando tienes un chiquito al que debes responderle cuando te pregunte: Y donde está mi papá?  De hecho recuerdo una vez en que un condón falló y me puse histérica, me tomé la pastilla del día después y las relaciones quedaron clausuradas por un gran período de tiempo, en mi cabeza ni siquiera cabía la posibilidad de pensar que un bebé llegara a mi vida.

Y llegó la separación, y con ella, la certeza del no querer hijos nunca jamás (léase bien: NUN-CA JA-MÁS).  Pobrecita mi madre, que nunca vería un nieto acabándole con la casa, ni seguiríamos la línea de la generación de Marías en la familia (María, Marina, MariaE, AnaMaría y probablemente Mariana que hubiera sido mi primera opción para una hija).  

Los miedos alrededor de un hijo para mi empezaban desde el momento de la concepción -De la concepción, o sea la fertilización, porque la parte anterior es bastante satisfactoria en la mayoría de los casos-.  Primero el que deba pasar un mes para saber que uno se encuentra en ese estado: para esas 4 semanas, seguro me habré pegado al menos 2 rumbas bravas y mi pobre chiqui tendría que aguantar que su irresponsable mamá le combine aguardiente a su ya pobre alimentación, donde le harían falta frutas y verduras que para ser sinceros, no soy tan juiciosa comiendo.  Y esto pasa, pasa mucho, de hecho, con dos de mis mejores amigas, nos metimos unas rumbas de amanecida y todo, justo antes de saber que estaban en embarazo, y al parecer a ninguna de las dos le afectó esto de manera negativa.  Tal vez, el embrión se aferra y dice: no mamá, no te vas a librar de mi antes de saber que existo.

Asumiendo que sobreviva a esas primeras 4 semanas locas, cómo va a poder sobrevivir en los meses siguientes a una mamá loca cuyo humor parece una montaña rusa?  Una mamá que le daría pánico empezar a engordar mes a mes, que no hace ejercicio, que no se alimenta de la mejor manera, que prefiere dormir a tener que ver a alguien mas, a quien no le gusta que nadie dependa de ella así como no le gusta tener que depender de absolutamente nadie?

Ahora el parto... Ya sea de forma natural (imagenes sangrientas de señoras gritando de manera impresionante, salidas directamente de discovery health llegan a mi cabeza) o la cesárea que no deja de ser dolorosa, pensar en cualquier procedimiento para hacer que un bebe de XX centímetros y XXXX gr salga de mi cuerpo, me hace estremecer de terror y sin saber si viene completo, si tiene algún retraso, si su cuerpecito es milimetricamente perfecto.

Y con todo esto, la pesadilla apenas comienza: noches sin dormir, no sólo por el llanto del recién nacido, si no por el pánico que debe dar el no saber si está respirando, o el por qué de su llanto, si le duele algo, si tiene hambre, el no saber cargarlo, darle la comida, que le de alguna enfermedad, el tener que volver a trabajar y dejarlo con una desconocida que puede hacerle cualquier cosa, el miedo de que cuando vaya creciendo cualquier cosa que le digas o hagas puede traumatizarlo de por vida y tu ni siquiera darte cuenta de eso, y la certeza de no volver a tener vida por tratar de evitarle cualquier sufrimiento, pues los que saben dicen que mamá y papá que se respeten, nunca vuelven a estar tranquilos, así sus hijos ya no estén en la casa, vivan su vida y tengan sus propios hijos por quien preocuparse.

La mayoría de mis amigas están casándose o ya teniendo hijos (incluso una ya va para la tercera) y yo era de las que las iba a visitar, pero ni siquiera cargaba a esos pequeñas criaturas de otro planeta... si mucho les tocaba la cabeza y disfrutaba mientras mis otras amigas cargaban, acariciaban y chocholeaban a los pequeños demonios.

Pero como toda regla tiene su excepción, no contaba con que en diciembre él me pidiera que le diera un hijo.  Mi primera reacción fue ponerme a temblar como hoja al viento, peor aún, como un enfermo de parkinson en sus últimos días, y como fue una cosa hablada en un momento de tragos, pensé que no tenía mucho de qué preocuparme, pero cuando al otro día, se despertó y lo primero que me dijo fue: piénsalo, la cosa volvió a darme vueltas en la cabeza.

Y lo pensé y lo pensé, oh Dios, si que lo pensé.  Su frase "con una mamá como tu y un papá como yo, nada puede salir mal" me daba vueltas en la cabeza todos los días, como si fuera una de esas frases de hipnosis que no sabes que te van a generar un comportamiento hasta que no te la dicen.  Y empecé a ver mamás felices con sus barrigas de 8 meses, y empecé a ver esos vestiditos pequeñitos que olían a nuevo, y empecé a cargar a los bebés de mis amigas y empecé a pensar que era injusto que mi mamá no pudiera disfrutar un nieto, y empecé a sentir esas ganas impresionantes de sentir un frijolito dentro de mi y empecé a oir el famoso reloj biológico que cada día suena más fuerte y empecé a pensar que tal vez no sería tan loco creer en que algún día puedo dejar de pensar solo en mi y tener a alguien que dependa de mis buenas o malas decisiones.

Y ahora que ya no estamos juntos y que muy probablemente no lo estemos mas, que hago con esta ilusión que es mas fuerte que el miedo? El problema no será encontrar a alguien que quiera tener un hijo conmigo, hay muchos hombres sedientos de esparcir su semilla en esta tierra, pero encontraré yo a alguien con quien quiera tener hijos.  

La realidad es que no quiero tener un hijo, quiero tenerlo con él.

lunes, 26 de julio de 2010

Muñeca


Las barbies son bonitas,
no hablan,
no piensan,
no incomodan,
no preguntan.
no son impertinentes,
no dicen cosas que no gustan,
no lloran,
cuando no quieres jugar más, las puedes apartar,
no se sienten mal,
no necesitan afecto,
no solicitan,

No... no soy una barbie